El círculo virtuoso de la Innovación y el Desarrollo


Recientemente fue publicado el “Índice Mundial de Innovación”, un interesante material elaborado y presentado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), la Universidad Cornell, la INSEAD y otras instituciones colaboradoras, que clasifica los resultados de la innovación de unos 131 países y economías de distintas regiones del mundo, sobre la base de más de 80 indicadores.

El ranking de los 20 primeros lugares de la clasificación mundial está conformado por los siguientes países:  1. Suiza (número 1 en 2019); 2. Suecia; 3. Estados Unidos de América; 4. Reino Unido; 5. Países Bajos; 6. Dinamarca; 7. Finlandia; 8. Singapur; 9. Alemania; 10. República de Corea; 11. Hong Kong (China); 12. Francia; 13. Israel; 14. China; 15. Irlanda; 16. Japón; 17. Canadá; 18. Luxemburgo; 19. Austria y 20. Noruega. Este ranking nos muestra que las economías con mejores resultados en el Índice siguen siendo casi exclusivamente del grupo de ingresos altos, mientras que China (14.º) sigue siendo la única economía de ingresos medios que figura en entre los 30 primeros puestos del Índice

Si bien lo anterior, no es de sorprender, otra de las conclusiones que pone en evidencia este estudio es que se van incorporando a las grandes ligas nuevos jugadores especialmente asiáticos. La India (48.º) y Filipinas (50.º) se sitúan entre los 50 primeros puestos por primera vez. Filipinas alcanza su mejor clasificación (en 2014 estaba en el 100.º lugar). Liderando el grupo de ingresos medios bajos, Viet Nam ocupa el puesto 42 por segundo año consecutivo (desde el 71.º en 2014). Indonesia (85.º) se une a los 10 primeros de este grupo

Entre los líderes regionales de la región de “América Latina y el Caribe” aparecen con el mejor posicionamiento Chile (54), México (55) y Costa Rica (56).  Paraguay ocupa la posición 97 sobre 131 países, habiendo ocupado en el año 2018 la posición 89 y la posición 13 entre las 18 economías en la referida región.

En un interesante estudio realizado por el BID a nivel de los países latinoamericanos, una de las encuestas realizadas se refería a conocer si la innovación es considerada relevante para el desarrollo. Los resultados mostraron que solo el 23% de los latinoamericanos en promedio consideran que sí es relevante. En Paraguay apenas el 13%, siendo éste el porcentaje más bajo de todos los resultados a nivel regional, lo cual, explica en gran medida la referida posición que ocupa nuestro país en el Indice Mundial de Innovación.

En nuestro país hemos visto algunas iniciativas impulsadas desde diferentes ámbitos, entre las que destacamos las siguientes:

En el marco de la Ley No. 1.028/97 “General de Ciencia y Tecnología” y de la Ley No. 2.279/03 que modifica y amplía artículos de la primera, se crea el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), asignándole como principal atribución la de “formular y proponer al Gobierno Nacional las políticas nacionales y estrategias de ciencia, tecnología e innovación y de calidad para el país, en concordancia con la política de desarrollo económico y social del Estado”. 

Desde la CONACYT fue impulsada la actualización de la “Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación del Paraguay”, la cual quedó homologada y aprobada como política nacional, según el decreto No. 8420 del año 2018.  Este documento, a su vez, tuvo como antecedente al Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030 aprobado en diciembre de 2014 por el decreto N° 2.794. 

Esta política está estructurada en 5 ejes estratégicos, con objetivos y estrategias específicos. El eje 4 se refiere a fortalecer la innovación como base para el desarrollo de ventajas competitivas en el país y para expandir la capacidad productiva del país.

Estrategia Nacional de Innovación (ENI). Una de las más recientes iniciativas fue la conformación de un grupo impulsor para elaborar la estrategia nacional de innovación, integrado por representantes del gobierno, de los sectores empresarial, académico y de la sociedad civil, lo cual fue refrendado por el decreto N° 2.414 del 9 de agosto de 2019. El objeto de la Estrategia es definir los desafíos nacionales de carácter sectorial para el desarrollo social, económico y ambiental y orientar los esfuerzos y capacidades de innovación y desarrollo tecnológico del país.

Los Desafíos Nacionales de Innovación aprobados por el grupo impulsor son: “Paraguay, Nación Creativa y Cultural”, “Agua y Energía para el Futuro”, “Ciudades Sostenibles del Paraguay”, “Paraguay, Productor Mundial de Alimentos Verdes” y “Paraguay Protegido y Resiliente”.

Si bien las iniciativas antes comentadas en su formulación están orientadas a establecer políticas de estado que promuevan la innovación, está claro que no se están dando los resultados esperados, puesto que a juzgar por los números del Índice Mundial de Innovación la situación de nuestro país es bastante preocupante, aunque ello también nos muestra que si bien apenas hemos iniciado el camino a recorrer las oportunidades de transformación y crecimiento son ilimitadas.

Tal como se señala en la propia Política Nacional mayores niveles de inversión en innovación junto con el mejoramiento de las capacidades y competencias del capital humano y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden contribuir a acortar la brecha de productividad que nos separa de los países más desarrollados.

Está demostrado que existe un círculo virtuoso entre innovación y desarrollo y entre desarrollo e innovación. Países con niveles de ingresos medios pueden alcanzar mayor desarrollo cuando implementan políticas de innovación medibles y sostenibles en el mediano y largo plazo (por ejemplo, India, Filipinas, Vietnam, Indonesia) y por su parte los países con niveles de ingresos altos tienen un alto nivel de innovación (por ejemplo, Suiza, Suecia, Estados Unidos, Reino Unido, Singapur) debido a que tienen la capacidad de invertir en investigación y desarrollo (I+D).

Transformar los planes y estrategias en materia de innovación en realidades palpables requiere de la conjunción de los siguientes factores: i) lograr que se reconozca la importancia de la innovación para luego internalizar y ejecutar las acciones desde cada uno de los sectores involucrados; ii) compromiso real de los principales actores, sector público, sector privado y universidades, asumiendo cada uno su rol y realizando el aporte que le corresponde; y iii) coordinación eficiente de esfuerzos.