Perspectivas económicas e impacto del Covid-19

Introducción

La estabilidad macroeconómica del país definitivamente aporta muchos beneficios. Diversos organismos internacionales han vaticinado que el Paraguay será el que menor impacto por COVID-19 sufra en su Producto Interno Bruto (PIB) en el 2020. No cabe duda de que las exportaciones del sector agropecuario han sido el principal sustento de la economía en este año tan particular marcado por una pandemia que azotó al mundo e hizo trizas a muchas empresas. El complejo sojero en su conjunto, incluyendo las ventas de granos, aceite y harina, permitieron entre enero y septiembre de este año el ingreso de más de US$ 2.600 millones tras la histórica siembra récord que superó diez millones de toneladas y a la que los precios internacionales acompañaron de cierto modo, a pesar de la crisis global.

Por su parte, las exportaciones de carne de este año totalizaron US$ 818 millones, es decir un 5% más que el año pasado cuando se habían alcanzado los US$ 778 millones. Además, a nivel interno acompañaron las construcciones públicas como privadas y en su conjunto, estos elementos pudieron mitigar bastante la drástica caída que experimentaron los servicios a nivel general, aunque algunos no dejaron de aumentar sus ingresos, como en el caso de los proveedores de servicios de telefonía móvil e Internet.

Organismos Multilaterales

El Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y el Banco Mundial (BM) coinciden en que el Paraguay será el que menor impacto reciba este año en su economía. Según dichos organismos multilaterales el país tendrá una caída aproximada del -2,3% (CEPAL) y de hasta un -4% en el peor de los casos (FMI). Sobre la cuestión sanitaria, el BM destacó en su informe de revisión que las políticas bien aplicadas sobre el distanciamiento social, las cuales se implementaron además en un tiempo oportuno, llevaron a uno de los niveles más bajos de contagio y muertes por el virus en Sudamérica, especialmente en los primeros meses de la pandemia. La región en su conjunto, según el FMI, caerá alrededor de -8,1%, influenciada por importantes descensos de algunos países que ya de por sí arrastraban dificultades económicas antes de la pandemia. Los impactos más fuertes en 2020 los tendrían Venezuela (25%), Perú (-13,9%) y Argentina (-11,8%).

La proyección de variación para el PIB mundial del FMI es de -4,4%, con una revisión de 0,8 puntos porcentuales más optimista que la publicada por el mismo organismo en junio. Según esta publicación, dicha mejoría responde a resultados un poco menos alarmantes en el segundo semestre, así como a ciertas señales de una recuperación más fuerte en el tercer trimestre del año en muchos países del mundo, luego de un segundo trimestre con números desoladores durante la etapa más fuerte de la pandemia.

El propio Banco Central del Paraguay (BPC) ha estimado inicialmente una caída no demasiado profunda, del -3,5% para este año. Sin embargo, a finales de octubre de 2020 el BCP estimó una caída del -1.5% del PIB. La rápida respuesta de la banca matriz para flexibilizar sus exigencias al sistema financiero y también para intervenir el mercado cambiario y evitar fluctuaciones demasiado altas contribuyeron a mitigar el impacto de la pandemia.

El guaraní ha tenido una de las menores depreciaciones de la región con un 8%, mientras que otras monedas como el peso argentino o el real brasileño han perdido fuerza de hasta un 39% inclusive. Para este cometido, el BCP ha utilizado unos US$ 1.500 millones, sin ningún tipo de inconveniente gracias al buen nivel de reservas internacionales. Además, los bajísimos niveles de inflación que ha mantenido el país en los últimos años dieron la posibilidad de bajar la tasa de referencia hasta un 0,75%, con lo que también se pudo estimular el acceso al crédito que ya se comenzó a recuperar entrado el primer mes del segundo semestre.

Perspectivas para el 2021

Para el Paraguay, las proyecciones para el 2021 son igualmente auspiciosas. Por ejemplo, según el FMI el efecto rebote alcanzaría hasta un 5,5%. No obstante, las proyecciones en el año anterior son siempre bastante imprecisas, todavía más cuando se trata de un momento tan particular como el que vivimos hoy en día; sin la certeza de saber cuándo estará habilitada la vacuna definitiva para el virus y en el caso específico de Paraguay, cuan fuerte será la sequía. Esto podría afectar sustancialmente al sector agro – ganadero. La falta de lluvias ha retrasado las siembras de soja en varias zonas del país, con lo que el récord de diez millones de toneladas cosechadas a tiempo que se logró este año será difícil de igualar. Por otra parte, el mayor desafío inmediato para el 2021 es lograr un Presupuesto General de la Nación (PGN) que pueda volver a converger hacia la eliminación del déficit fiscal que se ha generado como consecuencia de la pandemia y esto implicará un menor espacio presupuestario para nuevas obras públicas, las que han sido uno de los sustentos de la economía en 2020.

Resulta fundamental buscar alternativas para el despegue edilicio del país en el futuro. Las alianzas público-privadas o el modelo llave en mano surgen como una opción válida según la opinión de la mayoría de los analistas y agentes del sector. Una cosa es cierta: si bien las reservas internacionales todavía permiten un mayor endeudamiento del fisco, continuar a largo plazo con la emisión de bonos para inversiones puede resultar altamente peligroso.

Conclusión

Uno de los grandes logros de las políticas públicas implementadas en Paraguay en las últimas décadas ha sido, indudablemente, el fortalecimiento y la mayor institucionalidad que ha adquirido el BPC. El país ha logrado una sólida estabilidad macroeconómica. A su vez, esto ha permitido que el impacto de la pandemia haya sido uno de los más leves en toda Latinoamérica. De acuerdo con las estimaciones de diversos organismos multilaterales y el propio BCP, las perspectivas para el 2021 son sumamente alentadoras. Hasta la fecha, todo indica que tendríamos un buen crecimiento económico el próximo año. El Paraguay debería aprovechar esta coyuntura favorable a fin de impulsar políticas públicas conducentes a lograr un marcado crecimiento económico y desarrollo social. Elevar el nivel de inversiones en salud pública, educación e infraestructura resulta necesario. La clase política debe garantizar estabilidad y gobernabilidad. El Poder Judicial debe brindar independencia e institucionalidad. La Dirección General de los Registros Públicos y el Servicio Nacional de Catastro deben ser imperiosamente reformados. El nivel de atraso del país en esta área es superlativo. Asimismo, numerosos reguladores sectoriales deberían ser fortalecidos. La atracción de inversión extranjera debe ser un objetivo central. En la medida que el status quo se mantenga, menor será el crecimiento económico y no producirá el efecto cascada que permita que los beneficios permeen a los sectores más vulnerables. No debemos desaprovechar la oportunidad.