La Inversión Extranjera Directa en Paraguay

Introducción

La solidez macroeconómica del Paraguay en la última década le ha permitido reportar una serie de indicadores positivos. Entre ellos se incluyen el buen nivel de reservas internacionales, una inflación absolutamente controlada, una buena capacidad de respuesta y resiliencia ante shocks repentinos en la oferta y la demanda. Este conjunto de elementos le ha valido al país un incremento constante en la recepción anual de inversiones extranjeras, lo que se puede notar claramente en el caso del 2019, en el que a pesar de la inestabilidad política local y los factores externos como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el ingreso neto de capitales creció un 14% con respecto al 2018.

IED

La Inversión Extranjera Directa (IED) se refiere a la inversión de una persona, ya sea física o jurídica, residente en el extranjero que hace llegar su capital hasta el país para desarrollar sus actividades y emprendimientos. Asimismo, se considera una condición conceptual que la misma tenga como objetivo poseer un control sobre la empresa durante un tiempo prolongado una vez concretada la participación.

A los efectos metodológicos utilizados por el Banco Central del Paraguay (BCP) en la medición de la IED, la participación de capital debe ser como mínimo del 10% en la compañía, ya que a partir de dicho porcentaje se considera que existe un grado de importancia y de influencia en el manejo de la empresa; y en los casos en que se sobrepasa una tenencia del 50% del capital ya se habla de “control.”

No toda inversión que realiza  una empresa foránea puede ser catalogada como IED. El BCP utiliza estándares metodológicos recomendados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que suponen tres componentes: el capital, constituido por los aportes o ampliaciones de capital del inversor directo; las utilidades reinvertidas, es decir las ganancias que no son remesadas al exterior; y los préstamos entre compañías relacionadas del exterior.

Según el último informe del BCP, publicado a finales de Septiembre de 2020, al cierre del 2019 eran unas 433 empresas con capital extranjero instaladas en el Paraguay, de las cuales el 97% se dedica a actividades no financieras y el restante 3% se reparte entre bancos y aseguradoras. La mayor cantidad de estas compañías proviene del Brasil, que ocupa el 37% sobre el total con unas 137 empresas instaladas en Paraguay.

Cuando hablamos de IED, debemos comprender muy bien dos conceptos básicos en el esquema de la medición: por un lado, el flujo neto anual, y por otro, el saldo. El primer elemento mencionado consiste en la diferencia entre las entradas netas y las salidas netas de capital extranjero que se registraron en un determinado periodo de tiempo, generalmente en un año. Por su parte, el saldo consiste en el stock remanente que va quedando acumulado en el tiempo, restándose o sumándose el flujo neto de ese año, dependiendo de si haya sido positivo o negativo.

El Flujo Anual

El flujo anual de inversiones extranjeras en el Paraguay ha sido positivo y constante en los últimos diez años. En el 2019, el flujo neto que ingresó al país fue de US$ 522 millones lo que como, ya hemos mencionado, representó una variación del 14% con respecto al 2018. El ingreso de flujo neto más elevado de la última década se registró en el 2012 con unos US$ 697 millones. En el caso del 2019 sobre el total de ingreso neto, un 44% correspondió a capital, un 11% a utilidades reinvertidas y un 45% a préstamos netos y al cierre de este periodo.

Saldo

Los saldos de inversión extranjera directa proporcionan información sobre el stock total de la inversión recibida del exterior a una fecha determinada Este stock total de inversión extranjera está conformado por saldos de capital, utilidades reinvertidas y préstamos netos de las empresas del directorio. Al respecto, el saldo ha alcanzado los US$ 6.313 millones en 2019, y esto se refiere al stock total de la inversión recibida del exterior al cierre de ese periodo. Esto significa que al 31 de diciembre del 2019, Paraguay tiene un total de inversión extranjera directa acumulada por ese monto, indistinto al periodo, y si nos fijamos en el anexo estadístico al cuarto trimestre de 2019, se verifica que, de ese stock total, US$ 3.270 millones corresponde al capital de las empresas, US$ 2.576,3 millones a utilidades reinvertidas por las empresas, y US$ 465,9 millones a préstamos netos. 

Cabe destacar que en la última década este saldo de inversiones no solo se ha diversificado fuertemente en cuanto a las actividades ocupadas por el capital extranjero, sino también prácticamente se han duplicado, ya que en el 2010 el indicador alcanzaba solamente los US$ 3.254 millones. Actualmente, la intermediación financiera es el principal destino que tienen las IED en el Paraguay ya que, del saldo total, ocupa un 18,7%, lo que representa unos US$ 1.181 millones mientras que, en este orden de importancia, el segundo lugar es ocupado por la elaboración de aceites, con el 12,3%. Otros sectores importantes en esta repartición son los químicos, el transporte y el alquiler de viviendas.

Origen

Otro indicador de la IED que se ha duplicado en la última década es el de la cantidad de países desde donde llega el capital extranjero, que en 2010 era solamente de 20 para pasar a ser 43 en el 2019. Esto denota la potencialidad de Paraguay para recibir inversiones y la experiencia positiva de las empresas que se fueron sumando. Como consecuencia de ello, otras empresas de nuevos países aterricen en Paraguay. Los principales países del origen de las IED siguen siendo EE.UU. y Brasil, con el 21% y el 12% del total del saldo. España queda en el tercer lugar en importancia con un 10% y Holanda en el cuarto con un 7%.

Conclusión 

Si bien la cantidad de inversiones extranjeras sigue siendo pequeña en el Paraguay, es indudable que el crecimiento de los últimos años ha sido positivo y nada despreciable, producto de un proceso de estabilidad macroeconómica que continúa, con responsabilidad tanto en la política monetaria como en la fiscal, dentro de las posibilidades en este contexto de recesión mundial por la pandemia.

Este es un momento en que los capitales están buscando alojarse en lugares seguros y las cadenas productivas están cambiando sus fisonomías. Por ende, el país  debe aprovechar esta coyuntura generando las plataformas adecuadas. La mera estabilidad macroeconómica ya no alcanza para avanzar, y para poder captar un mayor flujo de capitales y evitar que los que ya estaban se escapen. La fortaleza de las instituciones debe ser parte de una causa nacional. Para mejorar las perspectivas económicas el repunte de este indicador resulta fundamental. La llegada de capitales no solo implica el mero movimiento de dinero, sino una mejor calidad de vida para los ciudadanos a través del empleo, y la potencialidad desarrollar polos industriales para migrar gradualmente de la exportación de materias primas a las manufacturas, con el know-how que trae consigo este dinero foráneo y la potencial integración a las cadenas de países que ya se han industrializado. En esta dirección debemos apuntar.