REDD+: Una Alternativa para Combatir el Cambio Climático y Preservar nuestros bosques

El cambio climático significa el cambio de las propiedades estadísticas del clima durante un período prolongado de tiempo, usualmente décadas, independientemente a la causa a la cual se deba dicho cambio. Cuando esta variación resulta de la actividad humana, el fenómeno es conocido como cambio climático antropogénico. De hecho, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) trata aquellos cambios que directa o indirectamente son atribuidos a las actividades humanas que puedan alterar la composición de la atmósfera global por un período prolongado de tiempo. Substancial evidencia científica demuestra que las actividades humanas han incrementado considerablemente las concentraciones atmosféricas de los denominados gases de efecto invernadero (GEIs). A su vez, la emisión de GEI produce cambios drásticos en el clima.

Para responder a estos problemas, en 1992 los Estados adoptaron la CMNUCC. Este instrumento, del cual Paraguay es Estado parte, busca establecer un marco legal internacional para estabilizar la concentración de GEIs en la atmósfera a un nivel que pudiera prevenir una interferencia antropogénica peligrosa con el sistema del clima. Como su nombre lo indica, la CMNUCC es un acuerdo marco. Como tal, el instrumento no establece objetivos o límites específicos de mitigación o reducción de emisiones para los Estados. El instrumento tampoco contiene un mecanismo de ejecución. A pesar de ello, la CMNUCC ha cimentado las bases jurídicas para el intercambio de información entre los Estados sobre los GEIs, el establecimiento de políticas nacionales, regionales e internacionales sobre mitigación de emisiones, el desarrollo de inventarios nacionales y la cooperación internacional en la preparación o adaptación a los impactos del cambio climático.

A los efectos de operacionalizar los objetivos de la CMNUCC, en 1997 los Estados negociaron el Protocolo de Kioto. Este instrumento impuso objetivos específicos de reducción de GEIs para países desarrollados sobre la base de un período de 5 años. En la Conferencia de Estados Partes celebrada en Paris a finales de 2015, se ha acordado el esquema post-Kioto. El Panel Inter-Gubernamental sobre Cambio Climático  (IPCCC – por sus siglas en inglés) estimó que las emisiones de GEIs provenientes del cambio de uso de suelo, donde la deforestación ocupaba un rol preponderante, oscilaban entre un 10 a 25% del total global de dichas emisiones. Así, después de la combustión de los combustibles fósiles, la deforestación de los bosques es la segunda causa del cambio climático. En países en desarrollo, la deforestación alcanza casi un 90% de las emisiones nacionales. Como el Paraguay produce energía limpia a través de sus hidroeléctricas, la mayor fuente de GEI proviene de la deforestación de nuestros bosques. A pesar de la posición de ciertos Estados influyentes a favor de incluirlas, las emisiones provenientes de la deforestación y la degradación de los bosques no forman parte del Protocolo de Kioto.

Qué es REDD+?

Esta iniciativa ha sido lanzada en el marco de las negociaciones internacionales del cambio climático orientada a la reducción de emisiones de GEIs resultantes de la deforestación y la degradación de los bosques con especial énfasis en países en desarrollo. Estos países son compensados por la reducción de emisiones y la protección de los bosques. La reducción de dichas emisiones debe ser “demostrable, transparente y verificable.” Además de ello, esta iniciativa tiene en consideración factores como “la conservación, la gestión de los bosques y el aumento [de los sumideros de carbono] en los bosques.” Ahora bien, si las iniciativas no son llevadas adelante teniendo en consideración las salvaguardas socio-ambientales, ellas podrían afectar negativamente “los medios de subsistencia, la cultura y la biodiversidad de los pueblos indígenas y otras comunidades dependientes de los bosques.”

En el 2007, la décimo tercera Conferencia de Estados Partes (COP/13) de la CMNUCC consideró la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y degradación de los bosques a título voluntario en países en desarrollo, y en particular un programa de trabajo sobre aspectos metodológicos. En este contexto, el proceso global de cooperación a largo plazo abarcó iniciativas de mitigación del cambio climático, incluyendo “[e]nfoques de política e incentivos para las cuestiones relativas a la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques en los países en desarrollo y la función de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas forestales de carbono en los países en desarrollo.”

Como bien lo reconociera el Acuerdo (Político) de Copenhague en el 2009, negociado por ciertos Estados durante la COP/15, la reducción de emisiones de GEIs provenientes de la deforestación y la degradación forestal, requerirá considerables “incentivos positivos” y “la movilización de recursos financieros de los países desarrollados” a favor de los países en desarrollo. Posteriormente, en el 2010, la COP/16 alentó a los Estados a llevar adelante medidas de mitigación orientadas a reducir las emisiones resultantes de la deforestación y degradación de los bosques, conservar las reservas forestales de carbono, gestionar sosteniblemente los bosques e incrementar las reservas de carbono. Las reducciones de emisiones obtenidas a través de dichas medidas deben ser nuevas, adicionales y previsibles. A su vez, las actividades llevadas adelante deben ser medidas, verificadas y notificadas. La implementación de REDD+ debe respetar las salvaguardas pactadas en los Acuerdos de Cancún –el “marco con el que la comunidad internacional acordó abordar los problemas que plantea el cambio climático.”

Ello quiere decir que se debe atender a que REDD+, durante su implementación, priorice la protección de los derechos de las comunidades afectadas. Simultáneamente, el respeto a las salvaguardas tiene como efecto que se minimice los riesgos de controversias entre particulares o entre particulares y el Estado, lo cual a su vez atrae las inversiones al programa. A los efectos de poder respetar las salvaguardas, se debe por ejemplo, tener claridad en cuanto a: i) quiénes ostentan los derechos de tenencia de la tierra donde serán ejecutados los proyectos REDD+ y qué alcance tienen esos derechos; ii) quiénes tienen derechos sobre el carbono y qué implican esos derechos; iii) quiénes ejercen la gobernanza forestal, que es el ámbito en el cual se implementa REDD+ y cuál es el alcance de sus atribuciones; iv) cuál es la participación de los indígenas en el proceso de implementación REDD+; y v) cómo se canalizará el financiamiento.

Posteriormente, en el año 2013, el Marco de Varsovia se establecen los siguientes elementos que se erigen como los pilares requeridos para la implementación efectiva de REDD+: i) el diseño de una estrategia nacional o plan de acción, que determine las actividades a realizar; ii) el establecimiento de niveles de referencia de emisiones forestales (FRELs – por sus siglas en inglés), que aporten la forma de medición de las reducciones de GEIs y las capturas de carbono; iii) el diseño e implementación de un Sistema Nacional de Monitoreo Forestal (NFMS – por sus siglas en inglés), que aporte la contabilidad de las reducciones de GEIs que se alcancen y las capturas de carbono que se logren; iv) el diseño e implementación de un sistema de información sobre las salvaguardas (SIS), el cual indicará quiénes finalmente resultan beneficiados con REDD+ y en qué medida.

Mas recientemente, a finales de 2015, la Conferencia de Estados Partes ha adoptado el denominado “Acuerdo de Paris.” Dicho instrumento tiene como objeto central el de “reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza.” El Acuerdo de Paris [r]econoce la importancia que revisten los recursos financieros adecuados y previsibles, incluidos los pagos basados en los resultados, según proceda, para la aplicación de enfoques de política e incentivos positivos destinados a reducir las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal y promover la función de la conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las reservas.”

En el Paraguay, el sector privado ya ha implementado proyectos REDD+. Por ejemplo, bajo el esquema REDD+, la organización no gubernamental (ONG) Guyra Paraguay, ha lanzado una iniciativa de conservación de bosques en el Alto Paraguay. Con el patrocinio de Swire Pacific Offshore, el proyecto es llevado adelante por Guyra y la Unión de Comunidades Indígenas de la Nación Yshir (UCINY). La SEAM, INFONA, la FAPI y el PNUMA han venido trabajando arduamente a los efectos de internalizar los requerimientos internacionales y poder así llevar adelante iniciativas bajo el esquema REDD+. Ello contribuirá notablemente para preservar nuestros bosques, contribuir a la protección del medio ambiente y generar desarrollo económico y social del país, respetando los intereses de todas las comunidades.